jueves, 15 de noviembre de 2012

Rutina


De la rutina diaria de su trabajo en una ventanilla de una sucursal bancaria a la rutina de uno de sus secretos menos confesables. 
Le gustaba gastar dinero como nadie y parecer lo que no era. Lo que le llevó a plantearse el pluriempleo, pero en tiempos de crisis eso era algo imposible, o no.

Al llegar a casa dejó el traje de oficinista por la chupa de cuero y los vaqueros. Los zapatos por las botas y la gomina por el pelo desgreñado. Comió rápidamente un sándwich de paté con queso y un gran vaso de leche con dos huevos crudos dentro.

Sus padres lamentaban que sus estudios de arte dramático no le hubieran servido para realizar su sueño de adolescencia. Ellos nunca faltaron a cualquier obra de teatro que realizó su hijo. Pensaron que sería un actor de los que salen en televisión en alguna serie de éxito. 

También se lo imaginaron haciendo películas muy taquilleras, una de ellas de Almodóvar.
Lo veían recogiendo un Goya al mejor actor y como no participando en la entrega de los Oscar a la mejor película extranjera, la cual integraría esa interpretación tan maravillosa de su hijo. Yéndose a Hollywood como otros actores españoles y disfrutando de la fama como uno de las grandes latín lovers del cine estadounidense.

Todos los días cogía un taxi a la misma hora para ir a rodar, pero hoy el tráfico lo había retrasado. Notó un agobio excesivo. Sabía que el director era muy exigente sobre todo en el tema de los horarios. 

Era una producción de esas que se publicitan por todo el mundo. Sus padres iban a cubrir parte de sus expectativas como actor de su hijo. Anteriormente había participado en producciones caseras y eso fue lo que le dio esta gran oportunidad.

Llegó corriendo al estudio de grabación y al entrar oyó la típica reprimenda por el retraso en el horario. Antes de empezar se pegó una ducha que lo relajó. 

Todos los días la misma rutina, con las mismas caras las mismas escena, todo lo mismo. Bueno, cambiaban las caras, pero él en eso no se fijaba.

Nunca pensó, que ser actor porno, le hiciera menos insípido su trabajo de oficina.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Reencuentro




Sus labios perfilados se contraen para dejar escapar un silbido corto a lo que sorprendida al reconocerlo se gira con angustia. Llevaba solo dos días sin verlo y parecían dos años.

Se dirigió hacia él con unas ganas locas de echarse en sus brazos. Le vinieron a la mente los días de paseo por la playa en otoño y como en primavera iban a la montaña a hacer senderismo.  Los veraneos en el pueblo, las tardes de invierno junto a la chimenea, relajándose, junto a una luz tenue.

Nunca una perra se alegró tanto de ver a su dueño.