lunes, 5 de septiembre de 2016

Maldición



Agnarón  nunca se sintió identificado con su cuerpo. El mundo en el que vivía no lo consideraba el suyo, se encontraba fuera de lugar. Siempre le decían lo mismo, que mirara a su alrededor, pero eso a él no le servía. Se dirigió a los dioses, les pidió y rogó   que le ayudaran, pero no le hicieron caso alguno. Le volvieron a recordar quien era y donde se encontraba. Siempre se consideró maldito, nunca se sintió un centauro.


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