La tenía cogida con mi mano derecha y con la izquierda me sujetaba a una gruesa raíz. Le pedí que con su otra mano intentara agarrar mi brazo. A duras penas lo consiguió y aguantó solo un instante. No hacía más que gritar, yo intentaba calmarla. Me suplicó que no la soltara, que tenía dos hijos. Comenzó a balancearse e intentó apoyar los pies en un saliente. Cada vez dejaba caer más su peso y mis fuerzas flaqueaban. Le pedí un último esfuerzo, me miró con los ojos fuera de sus órbitas, la miré, le sonreí y la solté.
lunes, 29 de marzo de 2021
El reflejo
Cada
vez que me miro en el espejo, está detrás susurrando. No entiendo nada de lo
que dice y cuando me doy la vuelta desaparece.
Hoy me he puesto el traje azul príncipe de gales, los zapatos marrones
con puntera color hueso, la camisa rosa con pajarita que me regaló mi ex. Me
peino con la raya al lado izquierdo con gomina, las gafas sin cristales de
color lila, me miro al espejo y no está. Salgo al balcón, grito con todas mis
fuerzas y oigo que susurran por detrás. Me doy la vuelta y soy yo mirándome.
El despertar
Acompaño hasta la puerta a mi mujer. Trabaja en el turno de noche en un tanatorio. Mi psicóloga dice que hay que temer más a los vivos que a los muertos.
Cierro con llave, paso el cerrojo y me tomo un Valium, hoy me encuentro nervioso. Noto como poco a poco va haciendo su efecto y me acuesto.
Mi mujer se mete en la cama con mucho cuidado, como cada mañana para no despertarme. Hoy está más helada que ningún otro día. Entonces recuerdo que he pasado el cerrojo, giro la cabeza y no es ella.
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