Desde que nací llevo tres
lunares en la espalda, bajo el hombro derecho. Mi abuela me crió al morir mi
madre en el parto. Siempre me ha dicho que mi padre era alguien importante, por
eso no quiso que supieran quién era su hijo. Hoy cumplo dieciocho años y voy a
conocerlo. Mi abuela dice que viene porque ya estoy preparado para reinar. Me
ducho y me fijo en los lunares, por primera vez veo claramente que forman el número 666.
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