miércoles, 26 de enero de 2011

La luna llena 2

Todo el pueblo se reunió en el bar a estancias del alcalde.
El herrero llevó lo acordado. Una de las escopetas pertenecía al alcalde, al que se le consideraba un excelente tirador. De un solo disparo mató un jabalí tan grande como un hombre.
Salieron cuando empezaba a atardecer.
Una vez adentrados en el bosque se oyó un pequeño chasquido delante de ellos. Allí estaba, frente a frente mirándolos. De un salto se abalanzó sobre el alcalde, que con un disparo certero lo derribó mientras le caía encima. 
Herido en un brazo se levantó y cogiendo la escopeta  le disparó otro tiro en el pecho.

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