martes, 18 de enero de 2011

La luna llena

Iba corriendo desesperado por el puente adoquinado y resbaladizo que lleva al pueblo.
Estaba anocheciendo y la luna llena se escondía entre las nubes como si presagiara una desgracia y no quisiera verla.
La respiración entrecortada hacía que se parara de vez en cuando para no desfallecer y llegar a tiempo.
Se dirigía a casa del médico que se encontraba en la otra parte del pueblo, por fin llegó y en ese momento el médico abrió la puerta.
Fue cuando las nubes se retiraron y apareció la luna con todo su esplendor.
Se abalanzó sobre el médico y de un mordisco en la yugular le desgarró todo el cuello, dejándolo, desangrándose en medio de la acera.
Salió corriendo hacia el bosque que rodeaba el pueblo mientras solo se oían pasar los cerrojos de las puertas.


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