Sentados alrededor de la mesa estábamos todos, el enfermero, la fisioterapeuta, el abogado, la arquitecta, el estibador, la comadrona, el chofer, la criminóloga, la astronauta, el cocinero, la ilusionista, el camarero, la cirujana, el tendero, la policía y como no el ladrón.
Éramos seres venidos desde la conciencia para poder luchar contra el formalismo.
El enfermero poseía el poder de arreglar corazones rotos.
La fisioterapeuta reparaba las almas desvalidas.
El abogado conseguía volver a las personas sensibles.
La arquitecta ayudaba a levantar la autoestima.
El estibador acarreaba con los desvalidos hasta un lugar seguro.
La comadrona empujaba a superar las dificultades.
El chofer guiaba hacia los sueños.
La criminóloga descubría las bondades de las personas.
La astronauta hacia volar en una nube.
El cocinero alimentaba el intelecto.
La ilusionista convertía en oro lo que no relucía.
El camarero ponía en una bandeja trocitos de amor.
La cirujana operaba de egoísmo.
El tendero alimentaba la solidaridad.
La policía cortaba cuerdas y tiraba muros,
y el ladrón robaba prejuicios.
Todos habíamos sido elegidos para salvar al mundo de los villanos.
Eran la pobreza, la injusticia, la avaricia, la insensibilidad, la desgracia, el desamor, la insolidaridad y todo aquello que estaba haciendo al ser humano más fuerte ante los suyos. Lo que más se valoraba y lo que más se premiaba.
Se cambiaron las matemáticas para poder multiplicar por menos.
Se cambio el lenguaje para poder decir lo que parecía que era.
Se cambio la historia para poder repetirla.
Se cambio quien impartía la clase para no darlas.
Se nos cambio el carácter para no sufrir y solamente ser infelices.
La batalla iba a dar comienzo y nuestras armas eran para utilizar cuerpo a cuerpo. Los villanos masivamente nos destruían con la mentira, la desidia, el inmovilismo y toda su tecnología. A quien no le afectaba directamente era a la larga un daño colateral y al final eran más los daños colaterales por dejadez que los abatidos directamente por conciencia.
Estamos en plena guerra, pero no se ve sangre por ninguna parte y se nos acusa de alarmistas. Que nos es verdad lo que decimos. Lo que hay que intentar aunque no resulte es que no llegue la sangre al rio que ahogue a la humanidad.
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