Nunca
pensé que ocurriría. Íbamos en la patera acurrucados por el frío. Cuando
faltaba poco para llegar a la orilla, una voz grave y firme gritó con fuerza, ¡Saltad!
Aún era bastante profundo y vi como
algunos se hundían sin remedio. Nadé con toda mi alma y llegué a la orilla. Escuché
el motor de un coche y me escondí detrás de una duna. A lo lejos una casa y un
cartel indicativo. Cuando me acerqué leí mi destino, “Tánger 50 Km”. Giré la
cabeza y vi con absoluta claridad las luces de la costa española que acababa de
abandonar.
lunes, 13 de febrero de 2012
En un Tiempo Diferente
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