lunes, 29 de mayo de 2017

La madre ecuánime



La coge con sus propias manos y la parte en dos mitades iguales. Con una exquisita delicadeza, deja los trozos sobre la mesa, uno al lado del otro. Los mide con un micrómetro, confirmando su exactitud. Con un gesto de aprobación, su madre, inicia el reparto de los trozos de la gominola. Al igual que hace cuando les da un beso o un abrazo, una mitad para él y otra para su hermana gemela. De la cual, sólo quedan ya sus huesos y su cabellera pelirroja, vestida de comunión.

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