Sin
beso de buenas noches, Violeta se despidió de Víctor, el único
hombre de su vida desde hacía ya diez años. Todo fue una
interpretación mal intencionada de Raquel. Violeta nunca quiso
interponerse entre ellos dos. Ella sería siempre la otra y lo asumió
sin rechistar, como sabía que así ocurriría si llegaba la ocasión.
Desde el primer día Violeta quiso agradar a Raquel, sin embargo, lo
único que recibió fue rechazo. Sus escusas fueron nimias, sin
consistencia. Llegó el día que Violeta tanto temió, Raquel le dio a elegir a Víctor, la perra o yo.
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