jueves, 5 de octubre de 2017

Noches de negro satén


La ciudad del amor era como llamaban a un callejón al lado de la estación de autobuses. Cuando el sol estaba en todo su esplendor, hacia brillar con toda su belleza los jacarandá. Podías ver cómo era visitado por gentes de todas las edades. Hacían fotos desde todos los ángulos, se besaban, abrazaban y sentaban en un único banco que allí existía. Cuando caían sus flores de color azul violeta, parecía un manto digno de cualquier virgen en semana santa. Al anochecer las pajas eran a cinco euros, las mamadas a diez y el completo a veinte.

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