domingo, 23 de agosto de 2020

Nunca lo pensó


Pasaron los años y sin esfuerzo alguno comencé a leer más de lo que hubiera pensado en mi vida. Leía de todo, desde los más grandes autores hasta los populares superventas.

La promesa que hice a la profesora de Lengua la estaba cumpliendo sin ningún esfuerzo. Ya cumplidos los cuarenta aprobé el acceso a la universidad. Estudiando Trabajo Social. Como pude, concilié el trabajo, el estudio y la vida familiar, el cómo pude fue perder cosas importantes en mi vida, como la evolución de mis hijos en sus respectivas vidas. Un esfuerzo por parte de todos muy grande. Ya no dejé de leer, ni por obligación ni por devoción. Acabé de estudiar y por pura inquietud de juventud, empecé a expresar lo que pensaba y sentía en papel. Poco a poco fui escribiendo pequeños relatos, cuentos cortos y algo de poesía. Iba mejorando día a día, pero lo que me gustaba en realidad era esa sensación de contar los mundos que imaginaba. Hacer lo que quería con los personajes. Pero mi escritura era muy deficiente. Aun así y pasado un tiempo, cumpliendo aquella promesa de leer más, las faltas de ortografía me volvían loco. Cada vez iba cometiendo menos errores, aun así, alguna era importante, dolía los ojos al verla. En alguna ocasión el error me hizo pasar mala noche. Son esas cosas sin importancia en la que perdemos el tiempo, o mejor dicho nos roba la tranquilidad mental. Soy así, un tonto incomprendido por mí mismo.

Algunas personas comenzaron a decirme que no escribía mal del todo. Que les gustaba los que escribía, también con algunas exageraciones, que yo me autolimitaba, poniendo los pies en el suelo una persona a la que valoro mucho en ese campo me dijo:  tienes algo de heavy, escribe cosas muy buenas.

Cuando escribo siempre pienso que son muy importantes las formas, pero siempre creo que más el fondo. Lo creo así para no machacarme más en los errores gramaticales y ortográficos. Nunca se me dio bien estudiar de pequeño y menos esas asignaturas de análisis de oraciones y ortografía.

sábado, 15 de agosto de 2020

El tiempo que te di

 
 

Delante de ella, Fede fue incapaz de articular palabra. Se conocieron cuarenta años atrás, una tarde cualquiera de un día cualquiera. Ángela era una chica guapa, de un talle espectacular y una sonrisa arrebatadora. Fede, tímido, delgado de manera exagerada y una melena rubia. Eran de la misma pandilla y él se enamoró desde el primer día. Le hubiera gustado salir con Angela, pero esa fortuna fue para otro, el tiempo y el destino los separó.  Fueron pasando los años y Fede nunca la olvidó, lo había marcado para toda la vida. Hace unas semanas coincidieron en una cafetería y   se dirigió a ella, que enseguida lo reconoció. Volvieron a quedar otro día, para hablar de los viejos tiempos. Él estaba emocionado, había quedado con   la mujer de sus sueños, algo que creyó imposible. Se vieron repetidas veces, hasta el día en que Angela no apareció. Ahora la tenía delante e iba a contarle lo mucho que la quería y que ella había sido para él la única. Sin atreverse a decirle nada, esperó a que llegaran los operarios de la funeraria y taparan el féretro con sus restos. El marido pidió a todos los presentes que salieran. A Fede abatido, que se quedara.

lunes, 10 de agosto de 2020

Microhistoria

 

Iban juntos a todas partes, hasta a mear. El mayor era El profe, el erudito, quien manejaba mejor que nadie en el barrio el vocabulario. El pequeño Correcaminos, el atleta, corría y saltaba todo lo que se ponía delante, una calle de trescientos metros o una camioneta de reparto. Se hicieron adultos, la mili hizo que se separaran y tomaran caminos distintos. El profe acabó la carrera que estaba estudiando y Correcaminos la que estaba corriendo. Uno se fue a un pueblo del interior, el otro al extranjero. Sin darse cuenta se jubilaron y acabaron donde empezaron, juntos en el barrio, faltos de salud y casi todo el tiempo del mundo por delante. 

domingo, 2 de agosto de 2020

Segunda oportunidad


 

Andaba una oruga en un jardín todo el día de rama en rama, picoteando todas las hojas que le apetecían. Las demás la consideraban una impostora en el reino donde habitaba. Angustiada y temerosa, se marchó de allí. Deambulaba sin destino, hasta que la acogió en su hogar una oruga sabia. Vislumbró un futuro hermoso para ella, anunciándole cambios importantes. Una mañana comenzó a sentir en su interior una suave voz indicándole lo que debía hacer, entonces se acordó de lo que dijo la oruga sabia y buscó una rama lo más cómoda posible. Tejió un capullo de seda alrededor suyo. Pasado unos días comenzó a sentirse distinta, necesitaba salir de allí. Entonces agujereó el capullo, saliendo con esfuerzo. Era diferente, desplegó unas alas con unos colores tan hermosos que jamás se había visto algo igual. Comenzó a volar, convertida en la más hermosa mariposa que había existido. Surcó el cielo de una manera majestuosa hasta el reino de las orugas. Todas miraron sorprendidas, en especial la reina, embelesadas por tanta belleza. Pensó que la vida siempre da otra oportunidad, aceptando que ese era su destino.

Las manos pintadas


¿Es una ilusión? Se preguntó al entrar en la cueva. Creyó oír voces pidiendo auxilio. Las manos pintadas parecían moverse. Alargó su mano para tocarlas y lo cogieron empujándolo hacia dentro de la pared. Se soltó como pudo y salió corriendo aterrado.

El ser mágico


Quiso ver con sus ojos lo que le habían contado. Era el señor del castillo y dueño de todo lo que la vista alcazaba desde la torre del homenaje. Cogió la capa azul y el sombrero de su criado fiel y una lanza . Lo primero que vio, fue a un ser mágico desaliñado.

Letra V


Te visualice vestida de verde, pero era de violeta el vestido más elegante. Nos vimos varias veces antes de valorar si valía la pena vivir a tu vera toda la vida. Vulneré los ventrículos por volverte a ver. La verdad es que vivir a tu vera fue algo vulgar.

La compra


 Les llamaban a gritos, al principio no hicieron caso. Judit llevaba la cesta y Holofernes la espada. Estaban hartas de los abusos y se cansaron. Al final pararon y se giraron con un gesto entre indiferencia y un por si acaso. Cortarle la cabeza fue inevitable.

El Alma


Había invocado a las musas de la juventud. Quería proponerles a cambio de su alma, inmortalidad. Ellas comenzaron a bailar el ritual que le llevaría a los avernos, a entregar a cambio su tesoro más preciado. Le propusieron el alma de su hijo. Ella acepto.