Había
un sapo hechizado en una charca. Esperaba que pasara una dama
vestida de rosa, para que le besara y le quitara el hechizo. Eso contaba él a
todos los caminantes que por allí pasaban. Fue el cocinero
de postres del Rey Segismundo III del reino de las Tierras Arcoíris. Era el
mejor haciendo postres y su especialidad las natillas. Le ponía unos
ingredientes que no desvelaba a nadie. Un día al asomarse a un ventanuco, para
recoger una canela especial que le traían, no vio a una abeja que se coló en la
cocina. Al pasar por encima de la olla, esta se cayó
dentro. Ese día, cuando el Rey pidió los postres, al comenzar a comerse las
natillas, notó algo en la boca, era la abeja. Llamó al cocinero pidiéndole
explicaciones y este no supo que decir. Fue tal el enojo del Rey que hizo llamar
a la hechicera y le ordenó que convirtiera en sapo al cocinero. Estaría así hasta que una dama vestida de
rosa lo besara. Al cocinero convertido en sapo lo llevaron lejos, hasta la
charca en la que actualmente habita. Desde ese día, los vestidos de color rosa
están prohibidos en todo el reino.
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