Cuenta la leyenda que las mujeres del reino de Tesu dedicarían un día a la semana a
tejer. Ese día debería ser los jueves, siempre y cuando los sapos no croaran. Se
reunían en el castillo del marqués de Soret, todo un caballero.
Soñadoras con los pies en el
cielo y la cabeza en el suelo, tejían y hablaban hasta el ocaso. Practicaban la
rebeldía de la inocencia alrededor de un ovillo de hilo y de sus sueños. Cuentan
que en luna nueva tejían constelaciones
y el arco iris en los días de lluvia.
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