No
pudo seguir adelante sin ella.
Sin esperarlo desapareció de su vida, sin avisar, sin despedirse. La
nostalgia se apoderó de él y cada vez que se metía en la cama, la
notaba tan cerca que sentía como lo abrazaba, como la última noche.
Se obsesionó con su ausencia y el insomnio se apoderó de él. Se
pasó un año seguido buscándola de día y de noche. Su mejor amigo
le dio la respuesta que él no quería oír. Déjala ir, rehace tú
vida, hace dos años ya que nos dejó, ella así lo hubiera
querido. Unos días más tarde, desesperado, la encontró.
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