sábado, 30 de noviembre de 2019

Casualidad


Sufrir otra vez por amor, no lo iba a consentir, le advertí que sería la última. Llegué a casa y estaban sentados en el sofá, en silencio. Me comentan que estaban en casa de casualidad, ella, venía a buscarme para irnos de compras, él, tenía que coger unos documentos que se le habían olvidado. A mí, un imprevisto había hecho que tuviera que regresar a casa a cambiarme. La Invito a comer con nosotros y acepta amablemente. De primero sopa cubierta, de segundo solomillo a la pimienta y de postre una tarta sacher. Nos sentamos a comer y un poco  más tarde, el veneno había hecho su labor.

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