martes, 23 de enero de 2018

Arrivederci


Ya recogerían la mesa mañana después del funeral. El fallecido se encontraba de cuerpo presente en la habitación, como antaño, por expreso deseo familiar. La mesa del salón estaba rebosante de comida y bebida. Más que un funeral parecía la celebración de una despedida de soltero. La esposa y los cuatro hijos disfrutaron de la comida como nunca. Todo fueron risas, chistes rancios, chascarrillos y, como no, críticas sangrantes al fallecido. La mayoría de los invitados se quedaron boquiabiertos de ver lo que estaban viendo. Lo que ignoraban de ese bueno de Antonio era su mano larga y su puño duro. 

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