domingo, 29 de septiembre de 2019

El Tiempo


Volaba con la imaginación desde que era pequeña. Quiso ser soldado, caballero del rey Arturo, astronauta, pero también quiso ser libélula, colibrí y ruiseñor. De joven le costaba más elegir. Había sido camarera, dependiente, y limpiadora. Aun así, no paraba de soñar en ser, bombera, albañil, camionera o mecánica.
Pero toda la vida la había dedicado a su marido y a sus cinco hijos. Ahora que era viuda y sus hijos no estaban, había aprendido inglés, a bailar salsa, a viajar y disfrutar de sus amigas. Y como no, seguía volando con la imaginación. Ahora quería amar de verdad, pasear cogidos de la mano, tener una conversación sincera, un beso que llegara al corazón, un abrazo que le traspasara. Todo eso se marchó pronto, sólo quedó la monotonía, le quedó volar con la imaginación.

sábado, 28 de septiembre de 2019

Soñar


Mientras se hacía un café como todas las mañana, Natalia pensó en la vida insatisfecha que vivía. Cerró los ojos y soñó que se transformaba en oruga, que se envolvía en hilos de seda formando un capullo. Pasado unos días la crisálida se había convertido en una de las más bellas mariposas que existían. Siguió soñando que revoloteaba por todo el jardín. Era inmenso, donde   duendes y gnomos cuidaban de él, junto a un grupo de hadas. Volaba por todo la extensión en busca de otras mariposas, pero era la única que allí estaba.  Soñó que era tan feliz que no quiso despertar. Despertó sin entender nada. Cuando se vio haciéndose un café como todas las mañanas, Natalia cerró los ojos, soñó que se transformaba en oruga, que se refugiaba en el capullo de seda. A los pocos días era una bella mariposa, que revoloteaba por un jardín inmenso, jamás visto por nadie. Y siguió soñando.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Pablo el dormilón




Érase muchas veces, en un país cercano, vivía un niño que cada vez que tenía que irse a dormir no quería, sus papás se enfadaban, su hermano se enfadaba y él se enfadaba.
Todo cambió una noche en la que Pablo, que es como se llama el niño, se durmió y tuvo un sueño muy especial.
Soñó que venía un dragón con dos cabezas llamado Drago, que lo llamaba: chisss, chisss, Pablo despierta. Abrió los ojos y vio montado en una de sus cabezas a su abuelo. Al verlo saltó de la cama abalanzándose sobre él.
Sus papás le habían dicho que estaba en el cielo con otros abuelos cuidando desde allí a todos los niños del mundo.
En ese momento Drago le dijo a Pablo que se agarrara bien fuerte que se iban a un lugar muy lejano. Drago empezó a volar. Su abuelo le contó que vendrán todas las noches siempre que esté solo, que nada más se duerma viajarán a sitios maravillosos, con la condición de volver antes que se haga de día.
Esa primera noche fueron a un lugar donde había niños con  lápices de colores haciendo dibujos. Un duende muy viejo era quien les decía que tenían que dibujar. Cuando acababan una hada les cogía el dibujo, diciéndoles lo bien que estaba y los guardaba.
Cada noche se montaba en el dragón, e iban a un lugar diferente, donde niños como él jugaban, reían y se divertían. Una noche fueron a visitar una fábrica de caramelos y se hartaron de comer.
Todas las mañanas, cuando su madre lo despertaba, se levantaba rápidamente, se vestía enseguida, se lavaba la cara y se peinaba. Se preparaba la cartera con todo lo que necesitaba y desayunaba.
Pablo se fue haciendo mayor y poco a poco dejó de soñar todas las noches con su abuelo, solamente si lo echaba de menos. Soñaba que jugaba, que dibujaba, que volaba como un superhéroe, soñaba y soñaba y soñaba…
Desde entonces Pablo come perdiz y se acuesta feliz. 

La solución



Tampoco hoy encontré trabajo para la línea de producción. Dentro de siete días vence la letra de la hipoteca de la nave y el último pago de la nueva maquinaría. Mi asesor me ha aconsejado que la única solución es vender el yate, la avioneta y el Ferrari, también dejar de pagar las nóminas unos meses. Yo me inclino por pegarle fuego a la nave en horario de producción.


jueves, 26 de septiembre de 2019

Redención


Estaba tomándose un café como hacía cada mañana, con la angustia de saber que él no tardaría en llegar. Se asomó a la ventana y lo vio acercarse. Oyó abrir la puerta, en ese instante cerró los ojos y empezó a soñar que volaba, surcaba el cielo con total libertad. Era una mujer nueva, con ganas de vivir una nueva vida. Abrió los ojos y en ese instante empezaron los insultos y los golpes. De un empujón  se lo quitó de en medio, cogió la maleta que había preparado, largándose sin mirar atrás. Encolerizado, en vez de ir tras ella, se asomó a la ventana, empezó a insultarla y amenazarla. Fue tal su ímpetu y su rabia, que asomó tanto el cuerpo, que cayó, estrellándose contra la acera.  

domingo, 22 de septiembre de 2019

Big Bang


Llevaba un tiempo reflexionando quién era y que era. Pensaba que el cerebro programa el tiempo, los recuerdos y todo lo que nos rodeaba. Todo era ficticio, vivíamos en la más inmensa soledad. Cuando entendió todo se encerró en sí mismo. Aceptó que comer o dormir era algo creado como cualquier otra necesidad. Dejó de comer, dejó de dormir y así hasta dedicarse solo a meditar.  Comenzó a vivir desnudo, sin dejar crecer ningún cabello en su cuerpo. Un día decidió subir a la terraza, se situó en la cornisa, lanzándose al vació. Fue contando los pisos uno a uno de forma decreciente, al llegar al último intento incorporarse para demostrar su teoría, en el mismo momento que el golpe contra la acera lo reventaba. 

jueves, 12 de septiembre de 2019

La noticia


No podía parar de llorar al oír la noticia . Pensaba informar antes a su mujer, afirmó el doctor. Fue a bocajarro, las cosas claras desde el principio, me dijo. Siempre pensé que si me pasaba a mi querría que me lo dijeran sin cortapisas, claramente. Fue un golpe muy duro, e inesperado, piensas que esas cosas le pasan a otro. Lloré porque sabía que todo se había acabado. La quería tanto que no sabía cómo explicarle, que mi vasectomía y la calidad del esperma hacían inviable su embarazo.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Liberación


Si dijera que sentí dolor mentiría, ante su familia no tuve más remedio que aparentarlo. Ya de vuelta a casa me perdí entre las calles del casco antiguo de la ciudad, recordando mis años de juventud, cuando íbamos cantando y gritando a los cuatro vientos. Sin darme cuenta se hizo de noche y decidí dirigirme a casa. Abrí la puerta, al entrar, un escalofrió recorrió mi espalda. Comprobé cada una de las habitaciones, a continuación, me puse cómoda y una copa de vino. Sin encender las luces y en silencio, como siempre, brindé por el maldito maltratador que acababa de enterrar esa misma tarde.