domingo, 29 de septiembre de 2019

El Tiempo


Volaba con la imaginación desde que era pequeña. Quiso ser soldado, caballero del rey Arturo, astronauta, pero también quiso ser libélula, colibrí y ruiseñor. De joven le costaba más elegir. Había sido camarera, dependiente, y limpiadora. Aun así, no paraba de soñar en ser, bombera, albañil, camionera o mecánica.
Pero toda la vida la había dedicado a su marido y a sus cinco hijos. Ahora que era viuda y sus hijos no estaban, había aprendido inglés, a bailar salsa, a viajar y disfrutar de sus amigas. Y como no, seguía volando con la imaginación. Ahora quería amar de verdad, pasear cogidos de la mano, tener una conversación sincera, un beso que llegara al corazón, un abrazo que le traspasara. Todo eso se marchó pronto, sólo quedó la monotonía, le quedó volar con la imaginación.

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