Nunca fui una persona
inquieta, más bien tranquila y reflexiva. No es que cuestionara todo, pero si
me gustaba ver los distintos puntos de vista que pudiera tener. Lo mismo me
pasaba cuando me vestía, pero más aún cuando me desvestía. Hace cinco días vi sobresalir del suéter de lana un pequeño cabo, me dio por
cuestionarlo y estiré con mucho cuidado. Aquí estoy, desde entonces, intentando
desvestirme para meterme en la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario