sábado, 23 de mayo de 2020

El silencio



Estoy en el patíbulo con la soga al cuello y las manos atadas a la espalda. Me ponen la capucha. Espero un ruido seco que haga desaparecer el suelo bajo mis pies. Va pasando el tiempo y no se oye ni un alma, lanzo un grito desesperado. Creo que me he quedado a solas. Primero tendré que deshacerme de la cuerda que sujeta las manos. Empiezo a mover las muñecas para crear la holgura suficiente. El tiempo que trascurre se me hace eterno. Oigo un ruido seco, el silencio se vuelve algarabía. El suelo desaparece bajo mis pies.

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