Apagué
la luz de la habitación, entonces miré debajo de la cama con la linterna y allí
estaba. Todas las noches cuando apagaba la luz, notaba como algo corría por la
habitación, hasta meterse debajo de la cama. Era peludo y azul, con ojos verdes
y orejas redondeadas. Era muy pequeño, como un hámster, pero no lo era. Tuve
una idea, cogerlo y ponerlo dentro de mi casita de miniatura. Le hablé, me
entendió y entonces alargué la mano para que se subiera en ella y dejarlo en la
casita. Se encendió la luz de la habitación y noté una caricia en mi mejilla,
era mi madre despertándome por la mañana.
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