Magdalenas
Nos
dejaron sin magdalenas y no les importo una mierda. No se preocupaban nada más
que de ellos, los demás les dábamos lo mismo. Siempre había alguno diciendo que
no había que darle importancia, pero no, tenían que escarmentar de una vez por
todas. Fui a por más magdalenas, las dejé en la cocina, salí al jardín a tomar
el sol, mientras, los demás se refrescaban en la piscina. Fui a por el tente en
pie de la tarde y nuevamente las magdalenas habían desaparecido. Allí estaban
los malditos perros tirados en la cocina. Las magdalenas con matarratas
hicieron su trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario