Iba caminando tranquilo cuando me crucé, un día más, con un individuo que tenía un andar inestable y tembloroso, parecía que le daban espasmos. Cada vez que estaba esperando para cruzar la calle me ponía a su lado por si necesitaba ayuda. Una noche al volver a casa lo vi, me puse a su lado y cuando vino el camión de la basura, lo empujé. Él nunca me lo hubiera pedido.
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