jueves, 2 de abril de 2020

Tímido


Gervasio la esperaba todos las tardes y cuando pasaba, disimulaba. Era tan tímido que no llevaba reloj para no dar la hora. Un día esperando que pasara, ella, se paró a su altura. Lo miró con dulzura, él agacho la cabeza. Con voz aterciopelada le dijo que se llamaba Adriana y que pasaba por allí para verlo.  Desde ese día, Gervasio, las tardes las pasa en casa.

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