Antes de volar como buen pichón revisó sus alas. Se colocó en el borde del peñasco y empezó el vuelo con un salto al vacío. Movió las alas y comenzó a volar, las extendió y planeó. Era un Águila Real, majestuosa, volando por su hábitat, oteando todo lo que se movía. Lo que no vio fue el avión.
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