viernes, 27 de diciembre de 2019

Crisis personal



Ya era de día cuando Marcelino regresó todo ensangrentado. Me hice la dormida y no quise decirle nada. Se desnudó, se duchó, cogió toda la ropa, bajó al jardín y en un bidón le pegó fuego. Lo oí sentado en la cocina desayunando y entonces fui a verlo.
Le pregunté por qué había venido tan tarde y no me contestó, dejando encima de la mesa un sobre con la paga del mes, hoy era el último día de plazo para evitar el desahucio. En los últimos tiempos andábamos mal de dinero desde que lo despidieron. La maldita crisis llega a todo el mundo. Verlo de director de una sucursal bancaria a trabajar en un matadero, doblando jornada, para él, es muy duro.

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