viernes, 27 de diciembre de 2019

Huerto en barbecho


Le confesé a mi padre lo que había hecho. Que había sido un accidente y no sabía qué hacer con el cuerpo. A lo que él sin inmutarse y sin mediar palabra alguna, me miró y me guiñó el ojo. Cogió la azada y comenzó a cavar en una esquina del huerto. Entonces me contó que matar era lo que más le excitaba. Me dijo que la próxima vez me toca hacer el agujero a mí.

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